
Cuando la democracia apesta está enferma. Y en este caso, la infección vierte su pus a través del Poder Judicial. Mal asunto, pero al fin evidente.
El Alto Tribunal debía fallar este martes día 4 sobre la petición de la familia de Francisco Franco para que se paralizara la exhumación del dictador. Los poderes Legislativo y Ejecutivo ya habían ordenado el traslado de la momia del criminal. No obstante lo anterior, el Judicial decidió frenarlo. Lo que quede del tirano permanecerá por ahora en suelo público a mayor honra de sus asesinatos, torturas y robos. Descansará su carne seca en un lecho pagado por nosotras, por nosotros.
Cristina Fallarás, en Público