
Eneko es nuestro hijo, es nuestro hermano, es nuestro compañero y amigo. Eneko amó la vida y se entregó a ella con la certeza de haber nacido para ser libre, como los pájaros y los árboles. Y libre ha transitado hacia la casa de los sueños, generando una hermosa red de sentimientos que todos, familia y amigos, nos habéis hecho llegar y así os lo agradecemos, como el sol después de la lluvia, como la calma tras la tempestad.
Eneko, beti gurekin. Así lo despedimos, así lo despedisteis, y cuando cualquiera de nosotros, de vosotros, "juegue al baloncesto, al fútbol, haga surf, pille el patinete, toque la guitarra, el txistu, anime a la Erreala, vaya al Sadar, la TAF, la Pedi, el Botri o corra el encierro.....O cuando simplemente estemos todos juntos de farra echando privas a tu salud, tú siempre estarás entre nosotros". Y si os decimos que las lágrimas de hoy, las convertiremos en la risa de mañana, contigo, beti gurekin, Eneko maitia.
Tu familia (en La Voz de la Merindad)