
Miedo a que los bancos sigan dando patadas en el alma indefensa de los que no pueden pagar su hipoteca y los lancen al hueco misericordioso de un puente.
Miedo a seis millones de parados, amputada la esperanza de futuro para ellos y sus hijos.
Miedo a esos enfermos a los que no se les aplica un tratamiento porque es caro, han cumplido sesenta y cinco años y sus vidas no valen más que para un estercolero con una cruz en la cabecera.(klik egin-ver más)
Rafael Fernando Navarro, en su blog