
El que esto escribe tenía entonces 7 años y tomó su primera comunión en esa primavera. Todavía recuerdo aquella ceremonia: Los comulgantes en unos bancos cara a cara en el pasillo central de la iglesia. Don Fructuoso, el párroco, mirando al altar y de espaldas a los fieles, oficiando la misa (que todavía era en latín) mientras que don José María nos explicaba los momentos de la misa desde las verjas.
Jimeno Jurío estuvo poco tiempo en Ujué. Unos siete meses. Pero dejó huella como persona sencilla y cariñosa.
Recuerdo que cuando hablábamos de él empleábamos el sobrenombre de“el curica” por su pequeña y menuda estatura. Entre mis vivencias de aquella época tengo el recuerdo del “curica” haciéndonos jugar a "la patacoja". Él recordaba siempre aquellos juegos y sobre todo la caída accidentada que tuvo un coetáneo nuestro y los apuros que pasó al ver el batacazo ..… (klik egin-ver más)
Mikel Burgui, en su blog