La primera vez que llegué a San Gregorio maldije mil veces haberlo pisado. Eran fiesta de Tafalla y los chavales de Olite hacíamos dedo, autostop, a la salida del pueblo. Como ningún coche nos paraba, éramos todos mastos de bigote lacio y no había muetas en la cuadrilla, decidimos subir andando. Han pasado más de treinta años, así que la muga entre Olite y Tafalla, cerca de la que era factoría de Luzuriaga, se llamaba entonces “cuesta de San Gregorio”... (Klik egin-ver más)
Luis Miguel Escudero (La Voz de la Merindad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario