Una vez facilitados los datos de la evolución global de la población de la Zona Media, vamos a fijarnos ahora en la composición del censo por sexos, comparándola en esta ocasión con el censo de 1996. La conclusión es clara: hay un proceso de masculinización. Que predominen los varones en una comarca de relativa importancia rural es normal, pero lo que interesa remarcar es que esa tendencia se ha ido acentuando en estos 14 años.
En 1996 había censados en los 28 municipios de la Zona Media 21.574 hombres y 21.356 mujeres, mientras que ahora hay 24.587 y 23.381 respectivamente, con lo que el porcentaje de población femenina ha retrocedido un punto: del 49'75 al 48'74%.
En 1996 había más mujeres que hombres en Tafalla, Peralta, Falces, Caparroso, Carcastillo, Murillo el Fruto, Beire y Barásoain. Solamente en Tafalla se mantiene ahora ese predominio, al que se incorporan Pitillas y San Martín de Unx, donde por contra, se ha invertido la situación. En las otras 25 localidades son más los hombres.
Además de los dos últimos casos mencionados, aumenta comparativamente el peso de la población femenina en Unzué, Murillo el Cuende, y sobre todo en Artajona, caso más significativo por tratarse de una villa ascendente demográficamente, en la que la población femenina evoluciona desde 1996 del 47'26 al 48'18% actual. En todos los demás casos, el censo es ahora más masculino, salvo en Santacara, donde se mantiene prácticamente igual. El descenso más acusado entre los pueblos de relevancia poblacional es el de Funes, donde el peso de las mujeres pierde más de tres puntos (del 49'43 al 46'22%).
Obsérvese que evoluciona desfavorablemente el porcentaje de mujeres incluso en lugares como Tafalla (del 51'07 al 50'17%) o Peralta (del 50'21 al 49'27%), en los un empleo más diversificado con peso relativo del sector servicios atrae un volumen importante de empleo femenino.
Cierto es que si miramos fuera de la comarca, se ve que el fenómeno de este signo en la evolución de la composición demográfica, se está generalizando. Navarra registra prácticamente un empate en este último censo: 49'99% de hombres y 50'01% de mujeres, cuando en 1996 se dividía entre el 49'51 y el 50'49% respectivamente. Incluso en Pamplona (47'85 frente a 52'15%), las distancias menguan. De todas las provincias del entorno, únicamente en Bizkaia se ha incrementado la mayoría a favor de la población femenina. Son ya más los hombres en Huesca y en la Rioja. Y tanto en Madrid como en Barcelona la clara mayoría femenina se ha reducido también.
Podemos determinar, por lo tanto, que vivimos en nuestro contexto socio-económico un proceso generalizado de masculinización de la población, que en nuestra comarca tiene una dimensión más acusada. De la misma forma que al comentar la evolución demográfica global, nos limitamos a exponer los datos. Detrás de los datos, por supuesto, hay razones que deben explicar el aumento de la importancia relativa de la población masculina en nuestra zona. Algunas pueden ser biológicas, como un posible reequilibrio por sexos en la esperanza de vida, aplastantemente favorable al género femenino hasta ahora. Pero los factores más importantes, son, sin duda, sociales. Me atrevo a sugerir, antes de terminar, dos líneas de investigación y debate:
- La inmigración, muy plural en su composición de género, puede tener en las zonas en las que el medio agrario conserva su importancia un mayor peso de la población masculina.
- El éxodo de población joven hacia zonas urbanas, en nuestro caso fundamentalmente a la Cuenca, puede ser en nuestra zona mayoritariamente femenino.
Praxku
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