Dicen que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen y el pecador al lugar del pecado. Parece ser que a causa de los remordimientos, o quizás sólo por el morbo, nos resistimos a cerrar los cajones de la memoria y del inconsciente. Y una y otra vez, en sueños, o en reacciones incomprensibles, volvemos a remembrar lo que no debemos. Como cuando de críos removíamos la caca, pinchándola con un palo. (klik egin-ver más) Jose Mari Esparza
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