Gregorio Monreal, Catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad Pública de Navarra, dará una charla mañana jueves 2 de febrero en Caparroso sobre el tema: "La autonomía navarra contemporánea y sus problemas". Será a las 19'30 en la Casa de Cultura. Además de su extenso currículo educativo, Monreal (Etayo, 1942) acumula una dilatada trayectoria política: Participó en las Cortes constituyentes como Senador del Frente Autonómico, actuando en la Comisión consitucional del Senado, sobre todo en la cuestión de la Disposición Adicional Primera de la Constitución que se ocupa de los derechos históricos. Fue también miembro de la Comisión redactora del Estatuto de Gernika.
Su análisis de la historia de nuestra autonomía parte del contexto de la Constitución de Cádiz que dió lugar a la transformación liberal y burguesa del Estado español. Navarra era todavía entonces un reino propio dentro de la Monarquía española. La Revolución desmonta las instituciones navarras, y se llega a un acuerdo entre la burguesía local y la central que se concreta en la llamada Ley Paccionada de 1841. Esta abre la posibilidad de un Convenio Económico que permite a Navarra disponer de una Hacienda propia. Durante la II República española (1931-1936) se trató de cambiar esa autonomía residual foral por una autonomía constitucional plasmada en un Estatuto vasco-navarro, rico en competencias, que fue boicoteado por la derecha navarra y una parte de la izquierda. Y de nuevo, durante la Transición de la Dictadura franquista a la democracia (1977-1982) las distintias fuerzas políticas navarras tomaron posición ante la forma que había de tomar la autonomía en Navarra. O bien constituyendo una Comunidad Autónoma de cuatro provincias, o con una autonomía separada. Fue esta última la opción que se impuso en el Amejoramiento actual, que se acompañó de un renovado Convenio Económico con el Estado. Hoy los problemas para el autogobierno navarro son de distinto signo.
Su análisis de la historia de nuestra autonomía parte del contexto de la Constitución de Cádiz que dió lugar a la transformación liberal y burguesa del Estado español. Navarra era todavía entonces un reino propio dentro de la Monarquía española. La Revolución desmonta las instituciones navarras, y se llega a un acuerdo entre la burguesía local y la central que se concreta en la llamada Ley Paccionada de 1841. Esta abre la posibilidad de un Convenio Económico que permite a Navarra disponer de una Hacienda propia. Durante la II República española (1931-1936) se trató de cambiar esa autonomía residual foral por una autonomía constitucional plasmada en un Estatuto vasco-navarro, rico en competencias, que fue boicoteado por la derecha navarra y una parte de la izquierda. Y de nuevo, durante la Transición de la Dictadura franquista a la democracia (1977-1982) las distintias fuerzas políticas navarras tomaron posición ante la forma que había de tomar la autonomía en Navarra. O bien constituyendo una Comunidad Autónoma de cuatro provincias, o con una autonomía separada. Fue esta última la opción que se impuso en el Amejoramiento actual, que se acompañó de un renovado Convenio Económico con el Estado. Hoy los problemas para el autogobierno navarro son de distinto signo.
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