En la década de los 60 y 70, los almacenes con materiales de
construcción, ferreterías, etc., vendían productos con amianto en sus múltiples
formas, como los productos milagrosos, baratos, incombustibles y resistentes a
altas temperaturas. Quienes nos vimos obligados a manipular amianto en el
trabajo ignorábamos que las fibras desprendidas producían graves enfermedades
respiratorias, mesoteliomas, cáncer de pulmón, etc., reconocidas como
enfermedades profesionales. Hoy se nos continúa ocultando el origen profesional
de muchos cánceres, «gracias» al poder
de las mutuas, a la pasividad de la sanidad pública e incluso a una parte del
sindicalismo. (klik egin-ver más)
Jesús Uzkudun, secretario de Salud Laboral de CCOO de Euskadi
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