Entre las reacciones que la victoria abertzale de ayer ha suscitado en medios políticos navarros, llama la atención la interpretación del regionalista Carlos García Adanero: "Cuando se hacen gobiernos en contra de lo que ampliamente ha votado la mayoría, luego esto pasa factura y la población castiga a quienes optan por esta fórmula y beneficia a aquellos que siendo la primera fuerza quedaron fuera del ejecutivo".
Una ecuación dudosa, porque la experiencia suministra datos contradictorios. Odón Elorza llegó la alcaldía donostiarra en las municipales de 1990, tras ser tercera fueza, a resultas de un pacto con la cuarta (PP) y quinta (PNV). Y posteriormente no dejó de ser vencedor en las elecciones hasta las últimas del año pasado.
Al margen de esa cuestionable credibilidad, la afirmación de Adanero es oportunista por demás. ¿Alguien recuerda que dijese algo parecido en su momento? Yo, al menos, de las filas regionalistas sólo recuerdo su alborozo por el artificial cambio político operado en la anterior legislatura en la CAV.
Si como él dice, mandar a la oposición a la primera fuerza acaba reforzando a ésta, no debería temer que esa posibilidad se materialice en Navarra. Pero estas pintorescas declaraciones dejan en evidencia que en UPN se teme de verdad que verse desplazados a la oposición pondría en riesgo su férreo mantenimiento de las estructuras de poder.
Praxku
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