domingo, 15 de diciembre de 2013

QUEMANDO LAS VIVIENDAS

Hace algo más de un año tuve que ir temprano por motivos profesionales –intentar cobrar un crédito-, a una empresa en un polígono industrial. Un pueblo abandonado en un viejo western tenía más vida aparente que aquella zona urbanizada en una provincia cercana a la nuestra.
Me pareció oír unos niños en la nave colindante de aquella en la que entraba. Efectivamente, unos escolares salieron de la industria, bien aseaditos, y en unión de quien indudablemente era su abuelo se montaron en un coche amortizado que fue bueno hace unos años. Mi acompañante, el joven gerente de una compañía que se dirigía irremediablemente –en mi opinión que fue desoída-, al concurso de acreedores, ante mi expresión de perplejidad, me dijo, más o menos, lo siguiente:  (klik egin-ver más)
Antxon Massé, en su blog

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