Hiroshima y Nagasaki. La guerra aceleró la construcción de la bomba. Pero ¿por qué continuó, y continúa, la fábrica nuclear en marcha? Científicos sirviendo a verdugos. Verdugos enmascarados con un hábito de votos sin luces.
Las generaciones siguientes hemos nacido con la bomba ahí. Nosotros no somos ya iguales a los de entonces, a quienes aquel hecho insólito, aquel crimen sin precedentes en su forma y magnitud, aquella toma de conciencia de que, gracias a la ciencia, la humanidad estaba en condiciones de destruirse a sí misma, causaron una conmoción irreparable. El pensador Günther Anders quedó sin habla y no pudo escribir una línea en los años siguientes. (klik egin-ver más)
Elena Martínez Rubio, en Diagonal
No hay comentarios:
Publicar un comentario