
Pero el enemigo no es tanto la gente del rural, sino la incultura y la miseria con que se les ha castigado desde siglos atrás, reduciéndolos a un estado próximo a la animalidad. Éstas son, realmente, las verdaderas y últimas causas de los incendios, el elemento diferencial que explica por qué los bosques gallegos arden y los vascos y navarros, no. Es contra ellas que hay que combatir a muerte. Meter a alguien en la cárcel, además de que sólo van a coger al único desgraciado que se dejó atrapar, no va a dar solución a un problema que es de naturaleza sociológica y solución política. Cultura y progreso, mucho mejor que helicópteros y motobombas. Nadie con estudios y un buen trabajo, nadie que ame su tierra se dedica a provocar incendios en ella. (klik egin-ver más)
La Mirada del Mendigo
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