Larraga era grande, y pobre. Tendría unos 2.500 habitantes, ahora creo que son menos. Los hombres se presentaban en la plaza del pueblo como jornaleros para que les dieran trabajo. Casi todo el mundo se dedicaba a la agricultura. Mi hermana Pilar, con menos de 10 años, ya se iba a escardar. Éramos pobres, sí, pero no nos faltaba de nada. Teníamos el cerdo para todo el año, gallinas, conejos, no nos faltaba de nada, ni tampoco nos sobraba.
Cuando comenzó la guerra, su padre estaba afiliado a la UGT. ¿Era un socialista convencido, ideologizado?
No. Mi padre no estaba metido en nada. Nosotras íbamos a misa y a comulgar, e hicimos la Primera Comunión. Todavía me acuerdo que la hice con el vestido prestado y unos zapatos de goma negros. Eso que me preguntas lo debería responder él, pero creo que estaba afiliado a la UGT porque era un obrero, y porque los obreros se afiliaban a ese partido, por nada más. Mi padre no nos quitó nunca de ir a la iglesia. Y los curas fueron los peores, porque decían que había que matar a este, a aquel, y nada más. Los ricos y la iglesia compartían el poder. (klik egin-ver más)
Entrevista a Josefina Lamberto en Zenezake
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