
Las dietas fueron uno de los mayores escándalos del régimen liderado institucionalmente en sus últimos compases por Yolanda Barcina y Enrique Maya, sostenido artificialmente por un PSN en descomposición, pergeñado ideológicamente por personajes como Jaime Ignacio del Burgo y amparado socialmente por patronal y sindicatos estatales, dentro de una red clientelar que tenía a la CAN como nodo principal y a la razón de estado por bandera. Era un sistema éticamente inaceptable, económicamente lesivo y políticamente demencial. El mandato popular de un cambio político tenía relación directa con revertir este tipo de desmanes y funcionamientos irregulares.
Las fuerzas reaccionarias han demostrado que no tienen alternativa. Cerrado este expediente, quienes apostaron por el cambio en Nafarroa deben continuar con su agenda y su programa, ahondando en el liderazgo compartido que posibilitó su victoria democrática, insistiendo en los valores de justicia, igualdad y libertad.
GARA
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