viernes, 6 de octubre de 2017

SIN PRECIPITACIÓN

Coincido con el editorial de Basté en RAC1, sobre todo en dos aspectos: uno, que nunca habíamos soñado llegar tan lejos y que hemos llegado gracias a la urbanidad e inteligencia con que se ha conducido el proceso; y el otro, que la precipitación no es la mejor consejera para avanzar, y menos ahora que todo está tan inflamable. Es decir, hay que medir bien los éxitos conseguidos y no quebrarlos con decisiones aceleradas. En su caso, se refería a la DUI y se mostraba contrario.
Ciertamente, la agresividad del Gobierno español no deja grietas al oxígeno, sino al contrario, aprietan el acelerador para que el independentismo se equivoque y precipite las decisiones. La intención es que todo vaya aún más acelerado, y así, en la medida en que se agotan los tempos, se consolida la justificación de una actuación represiva integral. La prueba es que, en la embestida, no han tenido complejos en arrasar con todo, desde dejar heridos en las calles de Catalunya y erosionar la propia imagen internacional, hasta usar a la Corona para avalar la estrategia de la mano dura (una vez el PSOE se había bajado del barco), y erosionar también la imagen de la institución. Es decir, se trata de ganar la batalla sea como sea, con la idea de que después ya recogerán los restos que queden en la arena. Y por ello no sólo han quemado todas las vías políticas que podía haber y han ahogado todas las mediaciones de diálogo que se han ofrecido, sino que han multiplicado los disparates judiciales. Hoy mismo tenemos una buena muestra en la Audiencia Nacional. Repito, pues, la táctica que sigue el Estado: acelera la represión porque el tiempo juega a favor de la causa catalana, especialmente ahora que ha saltado a la escena internacional.
La última prueba: el artículo de un semanario como The Economist, nada próximo a Catalunya, que ya pide diálogo y referéndum pactado.
Si estas son las intenciones, las de la causa catalana tendrían que ser las contrarias. Es decir, contrarrestar la precipitación agresiva del Estado con paciencia e inteligencia, porque hay que consolidar los éxitos de imagen alcanzados. Si los sectores más radicales centralizan el relato independentista y lo vierten a decisiones precipitadas (y la DUI lo es), sólo se remará a favor de los que quieren derrotarlo. Es un juego de ajedrez donde una mala jugada puede hacer perder piezas valiosas de la partida.
Sobra decir que continuarán las provocaciones (quizás con detenciones) y las agresiones (la decisión de animar a la huida de empresas de Catalunya es de una maldad iracunda), pero la respuesta tiene que ser la de hacer el camino trazado, sin acelerar los tiempos.
Catalunya está más cerca que nunca de conseguir validar sus derechos en la esfera internacional. Pero si el corazón caliente vence a la cabeza fría, se puede estropear todo. No se trata de protagonizar selfies épicas. Se trata de cambiar la historia.
Pilar Rahola, en La Vanguardia

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