
Tanto por parte del régimen psoísta como de la cofradía se ha mirado hacia otra parte durante décadas. En el primer caso, por “comodidad” y falta de voluntad política; en el segundo, quizá por cercanía ideológica (explícita o implícita) de la mayoría de sus dirigentes con lo que representó el golpe militar-fascista, aunque hay que decir que existe un sector de cofrades contrarios a la continuidad en el templo de esos huesos. Cofrades que o no tienen suficiente fuerza o no se atreven a manifestarse abiertamente o temen no se sabe qué represalias.
Cuando está sobre el tapete sacar del Valle de los Caídos los restos de Franco, no es de recibo que se siga discutiendo o dándole vueltas sobre cómo sacar de la basílica sevillana los restos de Queipo. ¿Habrá que recordar que, 82 años después, siguen desaparecidos los de miles de sus víctimas, incluidos Federico y Blas Infante? Asociaciones de la Memoria y grupos republicanos han convocado hoy y mañana vigilias y actos en el aniversario del golpe. Alguno va a ser ante la basílica. Serían innecesarios si la hermandad hubiera eliminado hace ya años lo que constituye una verdadera provocación contra todos los demócratas, de cualquier ideología que estos sean y sean o no creyentes. Y ya basta de argumentar que “hay cuestiones más importantes a lasa que atender”. Claro que sí, pero ya es tiempo -incluso estamos fuera de tiempo- para cerrar temas como este. Por dignidad, por respeto a la memoria de tantos muertos, por tantos motivos que no cabrían en muchas páginas… ni un día más debe continuar esta ignominia. Y ya no es tiempo de paños calientes.
Isidoro Moreno Navarro, Catedrático Emérito de Antropología Social.
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