viernes, 25 de octubre de 2019

MURILLETE Y LA QUEMA DE CAMISETAS DE OSASUNA

Murillo El Cuende (Navarra), verano de 1936. Una noche de agosto, la familia Amadoz dormía en su domicilio. El golpe fascista ya se había producido, Iruña como epicentro. Miguel Amadoz, su mujer María Abaurrea y once hijos: 9 varones y dos mujeres. Todos dormían.
Antes de relatar los hechos veamos qué situación económica y social se vivía en el pueblo.
450 eran los habitantes del municipio, que contaba con dos núcleos de población: Murillo el Cuende, ubicado al final del valle del Cidacos, donde estaba la sede del Ayuntamiento, y Traibuenas, al sur del primero ya en la vega del río Aragón. Había tierras suficientes;paradójicamente, mucha pobreza. Traibuenas era un señorío propiedad del conde del Real y Marqués de Narros. En Murillo el Cuende existía un latifundio de más de 3.000 robadas que sin embargo no ocupaba todo el terreno cultivable. En 1837, y para paliar los gastos ocasionados por la Primera Guerra Carlista, el municipio se vio obligado a vender unas tierras comunales (las corralizas). Los propietarios, a su vez, las arrendaban a precio muy alto a los vecinos, los contratos se renovaban cada 10 años. Las familias campesinas no podían prosperar. Recuperar el comunal era el caballo de batalla político.
Los Amadoz eran una familia más de labradores. El fútbol era la pasión de los chavales del pueblo. La familia Amadoz contaba con suficientes miembros para montar un equipo. El tercer hijo, Marino, de 18 años, destacaba en el equipo de la localidad y se dio a conocer en los partidos entre pueblos de la comarca, hasta el punto de que, se contaba, había sido fichado por Osasuna aquella primavera.
Mikel Huarte, en Diario de Noticias

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