
Que haya un individuo que diga semejantes barbaridades, que amenace de muerte en público o incluso que llegue a ejecutar sus amenazas es algo que puede pasar. Si el presidente de Estados Unidos anima a que gente armada entre en la sede de los parlamentos y aplaude a quienes golpean a manifestantes pacíficos, si el líder de un partido político español llama criminal al gobierno, o el director de un medio de comunicación como Jiménez Losantos pide públicamente que se dé un golpe de Estado, no es de extrañar que algún mentecato cometa locuras de ese tipo. Que lo haga alguien en quien una formación política ha confiado para representar a la ciudadanía ya es menos comprensible. Pero lo que a mí me resulta completamente inaudito es que ese tipo de amenazas se estén produciendo día a día y se permitan. Como se están produciendo sin cesar actos de acoso junto a las viviendas de miembros del gobierno. (klik egin-ver más)
Juan Torres López, en Público
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