martes, 9 de marzo de 2021

LA VIDA DE PEDRO LACABE LARRAGA

  A los 89 años, su memoria relata una dilatada vida. Sus padres fueron Pedro Lacabe Lizarbe, alcalde de Berbinzana cuando el golpe de estado de 1936, y María Larraga, detenida y encarcelada. Pedro, junto a sus hermanos Maravillas y el recién nacido Delfín, quedaron al amparo de la familia.

        Pedro, ¿qué recuerdas de todo aquello?

     Mi hermana Maravillas tenía 7 años, yo 5 y Delfín nació en ese julio del 36, unos días después de aquello. Nuestro padre, Pedro Lacabe Lizarbe, era socialista. La izquierda ganó el Ayuntamiento y el pueblo comenzó a realizar obras. Se compró el Soto de Vergal para repartir en parcelas comunales, plantación de chopos, el nuevo matadero, caminos, etc. El 19 de julio de 1936 mi padre no llegó a casa. Mi madre presintió lo peor ya que los fusileros, a las órdenes de Pedro Terés “Chato”, buscaban a los concejales por sus casas. Mi padre, ayudado por amigos, consiguió alcanzar el camino de Tafalla y junto a otros se refugiaron en un caserío. A los días una prima mayor nos acercó allí. Delfín, recién nacido, vino también. Fue la despedida, no le volvimos a ver.

    ¿Cómo vivisteis, tan chiquitos, aquellos momentos?

    Los asesinos mataron al tío Ángel, que a pesar de ser cojo e ir con muletas intentó escapar por los tejados. Nada más cogerlo lo fusilaron en el acto. A padre lo buscaron con ahínco y pasión por los huertos, campos, casas de amigos y familia. Al no tenerle cogieron a nuestra madre. Fue una de las primeras mujeres a quienes cortaron el pelo al cero. Pasados dos años la llevaron presa a la cárcel de Ondarreta, en San Sebastián, acusada de colaborar en la fuga de San Cristóbal/Ezkaba, ya que había ido al fuerte a ver a un sobrino. En Ondarreta la sacaban y arrojaban al mar a su antojo. Nosotros estuvimos al cuidado de unos tíos.   (klik egin-ver más)

José Luis Lizarbe, en La Voz de la Merindad

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