Desde 1996 los diferentes gobiernos del PSOE y del PP han concedido miles y miles de indultos. Unos informados positivamente por los jueces y otros no. Mencionemos algunos de los políticamente importantes: se indultó a Tejero el golpista (sin arrepentimiento) y también a Armada, el otro compinche golpista; se indultó a los que desde el gobierno organizaron los GAL (que tampoco se arrepintieron); se ha indultado a banqueros, a políticos corruptos, a policías torturadores y hasta a los médicos que falsificaron los restos de los fallecidos en el accidente del avión Yak-42. Indultos tan espectaculares apenas merecieron algunos editoriales de prensa y poco más. El escándalo organizado por la alianza entre los jueces del Tribunal Supremo y las derechas extremas y extremísimas fascistas por los posibles indultos a los dirigentes sociales y políticos catalanes tiene unos objetivos claros: debilitar al gobierno actual y continuar presentándolo como ilegítimo y seguir abriendo trincheras para evitar que pueda abrirse un intento de diálogo y de resolución democrática del conflicto catalán. Porque detrás de esa campaña de odio político no solo se persigue seguir castigando a los presos políticos sino levantar todos los muros posibles para evitar el ejercicio de derechos democráticos. Algo muy propio de los antecedentes fascistas del siglo XX a los que se refería el autor citado que tan de cerca vivió el ascenso de esta barbarie.
Daniel Raventós, Miguel Salas (en Sin Permiso)
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