La Fórmula 1 iluminará este fin de semana las noches del circuito urbano en el que se convertirán las calles de Yeda, en Arabia Saudí. Un país que en los últimos años ha organizado grandes eventos deportivos como la Supercopa Española de fútbol, el rally Dakar o el Saudi International de golf, entre otros. Ahora le llega el turno al automovilismo. Durante tres días, veremos cómo los coches alcanzan los 300 km/h por las calles de Yeda, cómo Lewis Hamilton y Max Verstappen se juegan el campeonato y seguramente seremos testigos de cómo las celebrities se apostan en el paddock para aportar lujo al evento.
Pero este plan, reluciente y brillante hacia fuera, es opaco y oscuro hacia dentro. Este plan no es más que una estrategia de blanqueo deportivo. En los últimos años, las autoridades saudíes han invertido mucho en campañas de relaciones públicas para cambiar su imagen e intentar desviar la atención de su brutal represión contra activistas y defensores de los derechos humanos. Y qué mejor escaparate para las relaciones públicas que la Fórmula 1 y todo el glamour que lleva consigo. (klik egin-ver más)
Amnistía Internacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario