sábado, 18 de diciembre de 2021

LA RUTA DE LA MUERTE

      En Bialystok, el cielo tiene siempre el color de las especias. Durante el día, cuando la luz solar está presente, las nubes perpetuas transforman la bóveda celeste en una especie de puré de ajo.

     Cuando llega la noche en esta ciudad polaca a 45 kilómetros de la frontera con Bielorrusia, el color del ajo va mutando al de la nuez moscada hasta que, pocos minutos después de las tres y media de la tarde, adopta el tono definitivo del comino negro. La noche es profunda y llega muy pronto en Bialystok.

     A las once y media de la mañana, el sol ya empieza a retirarse y un grupo de niños kurdos juegan al fútbol en el patio del centro de refugiados de la Fundación Dialog. No lo saben, pero su madre está ingresada en un hospital del pueblo fronterizo de Hajnówka. La encontraron en el bosque en estado de hipotermia avanzada, con el bebé del que estaba embarazada muerto. Su padre fuma compulsivamente, barre el patio y tira trozos de pan a las palomas, intentando distraerse de alguna forma, mientras los niños juegan y se divierten con una pelota. Bialystok, una ciudad tranquila y alejada de todo en el Este de Polonia, se ha convertido en el foco de la última gran crisis humanitaria de la que es parte activa Europa.

    En un intento absurdo de desestabilizar la UE, pues Bielorrusia no estaba en ninguna ruta migratoria de Oriente Medio, el presidente de este país, Aleksandr Lukashenko, ha decidido mandar al mayor número posible de migrantes refugiados a la frontera exterior de Europa, en Polonia.  (klik egin-ver más)

Israel Merino y Andrés Santafe, en CTXT

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