Situada en la orilla derecha del Arakil, y encajonada entre la sierra de Aralar y el gigante Beriain coronado por su ermita de San Donato, la población de Lakuntza no llegaba siquiera a los mil habitantes cuando Andrés llegó al mundo en este paraje de la Sakana, un 30 de octubre de 1933.
Uno de los cinco hermanos de la familia Lanz Andueza, el más pequeño. Entre el mayor y Andrés, 14 años de diferencia. Justa era la madre. Su padre Telesforo fue movilizado para la guerra y sobrevivió para regocijo de la familia, al contrario que miles de navarros que fallecieron en la contienda. Trabajaría entre la Cerrajera San Antonio y en casa criando cerdos, compaginando como tantos en aquellos tiempos de transformación las faenas del campo con la industrialización del valle. A pesar de la represión, la familia conservó el euskara. (klik egin-ver más)
Iñaki Egaña, en GARA
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