La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha reconocido ante el Gobierno que, entre 1998 y 2015, registró a su nombre al menos un millar de inmuebles que no le correspondían. Sin título ni certificado alguno. Al margen de los templos de culto (unos 34.000), el elemento más controvertido del fenómeno conocido popularmente como “las inmatriculaciones” recae sobre unos 14.000 bienes en forma de terrenos de labranza, bosques, prados, comunales y fincas urbanas que ayuntamientos, concejos y comunidades de vecinos tienen derecho a reclamar y del que se desconoce su valor de mercado. Algunas de estas propiedades han sido ya vendidas.
En realidad, estamos ante un problema que va más allá de una causa jurídica sobre los derechos de propiedad que dirimirán los tribunales. Toca resolver qué prácticas han sido legítimas y cuáles ilegitimas. Resulta básico indagar sobre los orígenes de este proceso y, así, despejar la incógnita de por qué los obispos españoles han estado tan obsesionados con jugar al Monopoly. (klik egin-ver más)
Joseba de la Torre (laicismo.org)
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