
La nieve, las luces y la candidez que destilan estos días no pueden obviar el sentimiento de la perdida. Decir adiós definitivo a los seres queridos no es plato de buen gusto, por mucho que lo endulcemos con la idea de que en bastantes casos su muerte ha sido la mejor del mundo, sin sufrimiento, habiendo hecho durante su vida lo que habían querido, ahorrando angustias a quienes se quedan...
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