Cuando Iñigo salió el pasado 8 de diciembre de su casa para disfrutar de una jornada de caza en la localidad treviñesa de La Puebla de Arganzón no pensó en ningún momento en el mapa. Tampoco que se iba a caer desde una altura de 25 metros a una sima en tierra de nadie, una grieta en el suelo que los equipos de rescate no sabían muy bien dónde estaba: si en Álava o Burgos. Un dilema que retrasó la operación de emergencia «más de cuatro horas», recuerda Juan Manuel Argote, amigo del joven, que corrió a socorrerle. (klik egin-ver más)
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