
Se le podría agradecer que revele el auténtico rostro del nacionalismo español. Pero seguramente no dice todo lo que piensa. Porque su modelo lingüístico ideal es el del franquismo de los 40, con las lenguas vernáculas minoritarias perseguidas y erradicadas de la vida pública. Sin otro futuro para los vascoparlantes que vivir encerrados en el granero mientras los que se consideran personas cultas como él, que es incapaz de pronunciar una sola palabra en euskera, vayan por el mundo representando el auténtico sentir de los vascos.
Lo más lamentable es que cuando un partido que aspira a ganar las elecciones europeas piensa que su mejor carta de presentación es este oscuro e impresentable personaje quiere decir que sus opiniones acaso no están tan desprestigiadas en el tejido social español. Eso es lo peor.
Praxku
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