
Nos queda su extensa obra, sus poemas y sobre todo el ejemplo de su compromiso con los humildes, de su exquisito sentido ético, y de su envidiable y contagiosa filosofía de la vida.
Es una pérdida irreparable, pero el mundo es un poco más rico con su aportación. Porque como él mismo decía, "después de todo, la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida".
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