
La protesta contra el crimen fue generalizada en toda Euskal Herria y otros lugares del Estado. Gracias a su sacrificio, por amar el sol y la libertad, fue posible paralizar los proyectos de centrales nucleares en Deba, Tudela y Lemóniz. El ayuntamiento de San Sebastián va a dar su nombre a un puente de reciente construcción por el que se accede al parque de Cristina-Enea, al que muchos llaman todavía, después de 30 años, de Gladys-Enea, denominación no oficial, puesto que iría en contra de lo dispuesto en el testamento del Duque de Mandas, que donó el parque a la ciudad.
Fue uno de tantos dramas de aquella transición, modélica aún para algunos. Tras treinta años, restan sin alcanzar muchos de los objetivos por los que luchaba Gladys. Seguir en esa lucha sin desánimo, pese a las dificultades, es el mejor homenaje que podemos ofrecer en su memoria.
Praxku
No hay comentarios:
Publicar un comentario