
¿Y quién ha dicho aquí que lo fuera? Se puede entender que el PSE intente todos los juegos de palabras imaginables para conciliar el respeto a una realidad obvia e irrefutable con la necesidad de desmarcarse de la gestión del anterior Ejecutivo amparándose para ello en presuntas ambigüedades o utilizaciones abusivas. Pero al final volvemos a lo que todo el mundo sabe. Que Euskal Herria existe, en tres realidades institucionales distintas, que es una realidad cultural compleja y también una realidad afectiva históricamente, por encima a veces de las ideologías y adscripciones políticas.
Y su legítimo intento de mejorar las relaciones con el Gobierno navarro tropezará con esta realidad en tanto no se avengan a declarar que Euskal Herria es un invento. Alberto Catalán ha dejado claro a los pocos minutos que ellos mantienen el recurso. Porque, en definitiva, aunque escuchase lo que le gustaría oír, la derecha navarra necesita de la tensión permanente en lo identitario para encubrir sus prosaicos móviles económicos y sociales.
Praxku
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