
Ayer tres diputados populares pidieron que los menores puedan quedar entre rejas a partir de los 12 años. Y en el mismo paquete, no se sabe a cuento de qué, también plantearon que los niños de menos de 18 sólo pudiesen conectarse a las redes sociales, como Facebook o Twenti, si presentan el DNI y una autorización paterna. Horas después, tras una lluvia de críticas, los conservadores descafeinaron el desatino y lo dejaron en que los padres fuesen informados "de las actividades de sus hijos en las redes sociales". De regular por ley la hora de llegada a casa, aún no han dicho nada.
Ninguna herramienta es inofensiva por sí misma, hasta una cuchara mal usada puede ser mortal. Como todo prejuicio injusto, la criminalización de Internet se alimenta de la falta de información, de la brecha generacional, de los que critican cuanto ignoran. Yo, ingenuo de mí, pensaba que en el caso de sus señorías, se arreglaría con esos ordenadores que hay ahora en cada escaño del Congreso. Veo que no.
Ignacio Escolar (Público)
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