"Nos parece muy mal lo que ha ocurrido pero como cualquier otro árbol que sufra un acto de este tipo y eso es lo que nosotros vamos a condenar", ha declarado la alcaldesa regionalista de Estella-Lizarra a propósito de la tala del retoño del árbol de Gernika. Pero todos sabemos que no ha sido un hachazo a cualquier árbol, sino que quien ha escalado la tapia provisto de un hacha sabía muy bien cuál era el símbolo objeto de su odio. Begoña Ganuza ha dicho después que no lo van a reponer, que no se va a solicitar a Gernika otro retoño. Es obvio que en cualquier otra situación el móvil y el procedimiento serían más que suficientes para reponer lo ultrajado, aunque hubiese que traerlo desde otro planeta. Y los vascófobos aprovechan la ocasión para cuestionar el sentido que tenía la presencia del árbol en Estella. Ignoran que en 1893 la multitud que se manifestó en Iruña contra la gamazada, cerró la concentración entonando el Gernikako Arbola.
La simbiosis funciona. Unos destrozan, los otros no reponen. No sabemos quiénes han sido ni para qué utilizarán la próxima vez el hacha, ya crecidos ante la evidencia de la impunidad del vandalismo si es para ciertas causas. Ni lo sabremos, porque ningún cuerpo policial busca a esos individuos. Lo que sí sabemos con seguridad es que todos ellos han votado hasta ahora lo mismo que la alcaldesa.
Praxku
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