
Un sistema de competición impuesto contra la voluntad del 80% de los equipos que se habían ganado el derecho a competir en la máxima categoría no podía traer nada bueno. Y tal como todo se temía, el nivel competitivo ha descendido brutalmente. Conjuntos como el Jaén o el Nástic cuentan sus partidos por goleadas estrepitosas en contra. Y la falta de tensión al no haber ascensos ni descensos en esta edición ha hecho que la abulia fuese todavía mayor de la prevista.
Todo el mundo sabe además que la introducción con calzador del nuevo sistema lo que perseguía en realidad era que participase el Real Madrid. Una estrategia de profesionalización a toda costa, que no ha traído otra cosa que adulterar la competición y cortar la progresión natural, con sus propias características y fiel a sus orígenes que estaba teniendo el futbol femenino.
Praxku
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