jueves, 10 de junio de 2010

¿ES ÉSTE EL MODELO DE POLICÍA DE BARCINA?


Yolnda Barcina y UPN ya tienen sobre la mesa la carga de la prueba que llevan meses reclamando a la oposición municipal. Las imágenes del maltrato (empujones, patadas, bofetada...) de dos agentes de la Policía Municipal a un joven detenido al que conducen esposado a dependencias policiales (en septiembre de 2009) han desvelado a la opinión pública las malas prácticas de algunos integrantes del cuerpo que ya venían siendo denunciadas por ciudadanos, partidos políticos e incluso por la mayoría de los integrantes de la Comisión de Personal del Ayuntamiento. "Si hay denuncias, que las presenten", retó la concejala Ana Elizalde cuando en el pleno del 16 de enero de 2009 la oposición reprochó a la alcaldesa que siguiera encubriendo las actuaciones de Simón Santamaría, jefe de la Policía Municipal y responsable, por inacción, de los desmanes de algunos de sus subordinados. De forma sistemática, Barcina se ha empecinado en una defensa a ultranza de Santamaría desde que la mayoría de la Corporación aprobara el 21 de septiembre de 2007 una moción solicitando la destitución de éste. Incluso se expuso a la reprobación del pleno -es el primer regidor de la ciudad que ha sido reprobado- por no cumplir el mandato. "El modelo de Policía no lo fija él, sino el gobierno municipal", dijo Barcina, obligada ahora a dar explicaciones. No sirve, sin embargo, seguir el argumentario de la nota difundida ayer por el Ayuntamiento en la que se "lamenta" no el hecho en sí, sino la difusión de las imágenes; es decir, que sea de general conocimiento lo que en alguna ocasión puede suceder en Pamplona camino de los calabozos y que vulnera los derechos de los detenidos. Barcina debe responder si es éste el modelo de Policía Local que defiende para su ciudad, aunque por sus actuaciones y por sus declaraciones parece desprenderse que no está muy disconforme. Pero en realidad, la filtración de las imágenes (grabadas por cámaras de la propia Policía Municipal) también expresa el malestar que existe dentro del cuerpo y en que hay muchos agentes que ni comulgan con esas actuaciones ni con las decisiones de su jefe. Un modelo de Policía que, en suma, está aún muy lejos de esa Policía moderna, social e integral, y comprometida desde el ámbito de la seguridad ciudadana en la defensa de los valores democráticos.
(Editorial del Diario de Noticias)

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