
Varios indicadores confirman la presencia viva del vascuence a comienzos del siglo XIX. En el año 1804 fallecía Máximo de Egüés, artajonés, cura-beneficiado del cabildo parroquial y euskaldun, de quien sabemos que el 2 de enero de 1777 confesó "en lengua bascongada" a Francisco de Ecay, criado, natural de un pueblo de la montaña(.....) Ese mismo año pedía el divorcio José Pérez, casado con Francisca Iriarte. Para tomar declaraciones a los testigos informantes "en este negocio de pueblo vascongado" fue nombrado Antonio Latorre, receptor euskaldun. Por entonces cantaban en la villa del Cerco una copia en euskera que una artajonesa enseñó en Caracas a sus hijos".
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