
Es un rito que se repite año tras año desde la Edad Media. Todo ha cambiado en la vida, la indumentaria de los pastores no es la misma, ni sus condiciones de vida, felizmente. La Bardena tampoco es la misma, invadida y mutilada por gentes que se dedican a hacer la guerra. Pero no se ha alterado ni el rigor del invierno en los valles pirenaicos ni la necesidad del pasto. La trashumancia sigue viva.
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