No hay muchas dudas sobre lo que el Tribunal Constitucional decidirá en su momento. Está obligado a seguir la estela de la minoría de la Sala 61 o hay quiebra del sistema judicial. El problema es si, manejando los tiempos, se da el rol de reparar el daño que va a producir a la democracia una sentencia que pisotea derechos fundamentales y no aplica la Ley de Partidos, o se desentiende como Pilatos y deja vencer plazos sabiendo de ese daño. (klik egin-ver más)
Ramón Zallo, en DEIA
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