Son tres, y actúan al unísono. Al igual que el misterio trinitario de los
católicos ("Dios es uno y trino"), también se manifiestan por separado como
símbolos independientes (sociales en este caso), aunque maniobran en comandita
en pos de un mismo objetivo: la usurpación de la identidad ciudadana y su
adormecimiento y entontecimiento, para detentar el poder "democrático" por medio
de la ostentación de ese poder y padrinazgo económico, político y cultural.
Del mismo modo que la inextricable metáfora católica, los tres establecen una
"Santa Alianza" en la que es muy difícil discernir – descubrir- cuál es el
inabarcable mundo de relaciones clientelares tejidas entre sí, y a través de las
cuales ejercen su dominio, a modo de tapón o superestructura social que nos
asfixia.
Una Alianza conformada por el poder económico, el poder político y el poder
mediático que se ha apoderado de la Democracia para hacer de esta un mero
decorado de cartón piedra irreal – por falso y mentiroso-, que nos hace olvidar
a todos que la soberanía reside en el pueblo. Y que éste, el pueblo, es el
origen, el propietario y el destinatario final de toda acción social: pública o
privada. (klik egin-ver más)
Consejo Editorial de La Antorcha de la Información
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