Antiguo abrevadero de la posta -coches de caballos-, pasó a convertirse en la fuente de la Plaza Nueva. De piedra tallada, daba un toque diferente a la plaza, curioso y agradable. Usada como reclamo en fiestas, por los chapuzones, y también por los muetes para jugar.
De abrevadero a fuente, luego se le pusieron chorros hasta que estos se cegaron. Luego se le colocó un no sé qué de granito hasta que se llenó de algas y se desmontó por completo.
Hoy pasa sus días en el exterior del almacén del ayuntamiento, esperando tiempos mejores o que algún desaprensivo se lleve alguna de sus piezas. ¿No estaría mejor colocada en la plaza donde todos podríamos disfrutar de ella?
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