La inscripción funeraria era conocida y su existencia corroborada, pero su rastro se había perdido misteriosamente. Era la lápida funeraria del tributo romano Cayo Mocconio Vero, fechada, según los historiadores, entre los siglos I y II después de Cristo donde, entre los hechos grabados en su inscripción fúnebre para loar la obra y vida del fallecido, se menciona que fue él quien llevó a cabo el censo de 24 poblaciones de vascones y várdulos. (klik egin-ver más)
Arturo García, en Grupo Correo
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