Esta tradicional fiesta finaliza el 8 de diciembre, fiesta coincidente con el día de la Inmaculada Concepción, cuando el chico o chica elegido se vista de obispo para representar la matanza del gallo. La escenificación comenzará una vez hayan finalizado los actos religiosos. Será entonces cuando el obispillo, con un gallo atado al báculo, se colocará frente a la iglesia mientras que el resto de chavales, con los ojos tapados, entonarán diversas coplas que repasan los diferentes sucesos o cotilleos ocurridos a lo largo del año. Mientras esto sucede los jóvenes golpearán el suelo simbólicamente con una espada. Las coplas siempre son anónimas y todas las personas de la localidad están expuestas a ser uno de los protagonistas. Los chicos y chicas memorizan durante una semana antes las coplillas que deberán leer. Después, Miguel Arregui, vecino de Garínoain, se encarga de guardarlas y recopilarlas. (klik egin-ver más)
La Voz de la Merindad
No hay comentarios:
Publicar un comentario