
Por ejemplo, qué va a ocurrir con el patrimonio artístico que atesora el edificio y si el espacio solo va a servir para acumular polvo y acoger a cientos de palomas. Una vez que la biblioteca del convento y la obra pictórica del padre Álvarez de Eulate parece haberse reubicado en Arantzazu, surge el problema del mantenimiento de una interesante colección de tallas y cuadros de época barroca, incluida la imagen de la Virgen del Cólera, patrona de la localidad, que quedará cerrada a cal y canto. Según parece, el templo se volverá a abrir en contadas ocasiones, en Semana Santa, el Cólera o la Inmaculada.
Todos sabemos qué pasa en una casa deshabitada y cómo se dispara su deterioro en poco tiempo. Habría que encontrar un uso novedoso al edificio en una localidad en la que, por faltar, se echa mucho de menos un buen espacio escénico. En Sangüesa, por ejemplo, convirtieron con acierto la iglesia del convento de Nuestra Señora del Carmen en un estupendo auditorio.
El Olitense
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