Ahí sigue. Cerrado a cal y canto. Un monumento a la soberbia política y al despilfarro público. El pabellón Reyno Arena. Un monumento a la megalómana inutilidad política en todo su aldeano esplendor. Los navarros y navarras lo contemplan atónitos un día sí y otro también. Un recuerdo de aquellos gobiernos de UPN con los bolsillos llenos. De dinero ajeno, claro. Bolsillos llenos con la aportación fiscal de los navarros y navarras que se fueron por el agujero descosido del clientelismo más chabacano y del despilfarro más inútil. La Cámara de Comptos publica un informe sobre esta infraestructura y las cifras marean. Navarra ha gastado hasta ahora 54,3 millones en un Reyno Arena sin uso alguno. Si a esta cifra se le suma el valor catastral del suelo, el gasto asciende a 55,7 millones. Las inversiones no adjudicadas aún suman 6,2 millones más. Y el coste anual de mantener sus puertas cerradas, otros 390.000 euros. Que ahora la sanidad, la educación, la dependencia o la atención social de los navarros y navarras estén pagando ese tiempo de vanagloria y autocomplacencia con la pérdida de prestaciones y de calidad es responsabilidad de nadie. Pero esa triste imagen de una masa de cemento convertida en una chapuza absurda explica cada día por qué no hay espacio ya en Navarra para el regreso a ese pasado político.
Joseba Santamaría, en Diario de Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario