El lunes pasado se abría el Navarra Arena a los medios de comunicación. Antes de entrar, pasaron lista para que nadie se perdiera por las inmensas instalaciones. Parecía una broma. «Si os perdéis, os vais a quedar aquí hasta que se abra», ironizaba un cámara. Y de broma, nada. El pabellón es inmenso. Además de la gigantesca pista central para miles de personas, está lleno de recovecos, gimnasios, salas de prensa, vestuarios, tres bares completamente montados... Por no entrar en los sótanos y sobretechos llenos de mecanismos hidráulicos de asientos y tramoyas. En el momento de terminar la visita y verificar que no faltaba nadie, todos se lo tomaron bien en serio. (klik egin-ver más)
Aritz Intxusta, en GARA
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