sábado, 9 de diciembre de 2017

FUROR IMPERIAL

La embestida española sobre Catalunya no resulta fácil de asimilar ni política ni jurídicamente. Tragarse el artículo 155 como si fuera una respuesta democrática, con el Parlament disuelto y mientras una parte del Govern está en Estremera y otra en el exilio bruselense, resulta difícil de digerir. Pero sus avaladores han dejado muy clarito a lo que están dispuestos para asegurar la incuestionable supremacía de la nación española.
Bajo el discurso del respeto a la ley y el orden constitucional, se ha puesto en evidencia que en el ADN del Estado (de la nación española) los rasgos de autoritarismo e intolerancia son hereditarios. Desde que comenzaron las despedidas con el “a por ellos” y el subsiguiente aporreamiento de votantes o se decretó barra libre para dictar prisiones provisionales, podía intuirse que la versión unplugged del nacionalismo español iba a servir para relegar los asuntos de corrupción al baúl de los recuerdos de Karina. Si aportan, como anticipan las balconadas rojigualdas, una mayoría al PP y Ciudadanos en las próximas Cortes, puede asegurarse que, con semejante tapadera, tendremos conflicto catalán para rato.  (klik egin-ver más)
Iñigo Bullain, en DEIA

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