
Los predecesores de Xi, Jiang Zemin y Hu Jintao, estuvieron dos mandatos como presidentes de China. Si hubiera seguido ese esquema, Xi tendría que haberlo dejado en 2023. Demasiado pronto para Xi, que tiene 64 años, y por eso ha forzado esta reforma constitucional que podría mantenerlo en el poder más allá de 2030. La reforma establece también un mayor control por parte del Partido Comunista Chino de todas las estructuras del Estado. Y certifica que no va haber en China ningún tipo de apertura política en la próxima década. El Partido Comunista seguirá siendo la única fuerza política. China es el Partido y el Partido es China.
Jesús Torquemada, en eitb.eus
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