
En el mundo independentista, hay una corriente muy activa que organiza todas las ideas a partir de un fatalismo según el cual no importa mucho ni la estrategia ni la habilidad propias porque el adversario aplica la fuerza y la trampa por sistema. Hay una base histórica y empírica para pensar así, ciertamente. Pero este enfoque tiene dos problemas al hacer política. El primero es relativizar la responsabilidad del campo independentista y ser autoindulgente. El segundo es la conclusión a la cual se llega desde el fatalismo: el único camino es el unilateralismo, el escenario insurreccional pacífico, lo que algunos –con frivolidad– relacionan con una versión catalana del Maidán (klik egin-ver más)
Francesc-Marc Álvaro, en La Vanguardia
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