
El miércoles, esa documentación reapareció. Llevaba enterrada 40 años. Fue una especie de milagro. En esta legislatura, las instituciones navarras habían reclamado estos papeles por activa y por pasiva. Tanto el Parlamento como el propio Gobierno foral realizaron requerimientos formales. Pero no recibieron siquiera el acuse de recibo. Es exactamente la misma táctica que el Estado llevó a cabo con el Supremo cuando sucedieron los hechos: silencio.
Aritz Intxusta, en GARA
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