El/ la política que se niega a hablar con otr@ polític@ debiera ser despedid@. Es como si un barrendero se negara a limpiar una calle porque le da el sol en los ojos a la mañana o un médico a atender a un paciente de una enfermedad venérea por habérselo cogido follando. Si el/la política esta ahí, es por votos, como la calle por un arquitecto o una enfermedad por hábitos de vida. Qué cojones le importara al político, el barrendero o el médico. Si hay curro, se curra. Y ya. Lo demás, no lo puedo explicar más que por gente que se inhibe de sus funciones, y eso, debiera ser motivo de despido. Cuanto hay que aprender todavía en este cortijo colonizau!
Julia Itoiz, en su página de Facebook
No hay comentarios:
Publicar un comentario